Es la séptima sesión de cambios, ya contamos con un diseño depurado y hemos alcanzado el clímax de desarrollo del proyecto, entonces de repente un martes cualquiera ¡sucede!, el cliente empieza a meditar sobre el diseño y solicita cambios que nos asustan.
Bienvenidos amigos diseñadores al mundo real del diseño gráfico y Web, donde los proyectos rara vez, pero muy rara vez, logran mantener intacto su espíritu estético original y donde todo puede cambiar radicalmente de sentido de la noche a la mañana (especialmente en diseño web).
Por supuesto que no es algo que ocurra con todo tipo de proyectos, ni con todo tipo de clientes, pues hay proyectos de diseño que por su misma naturaleza de planificación no dan espacio a cambios que nos asusten luego. Sin embargo, cuando suceden nos demandan una gran capacidad de manejo profesional para lo cual debemos estar preparados.
Ahora bien, como de lo que se trata acá es de contribuir a mejorar la relación con nuestros clientes y superar este tipo de dificultades, veamos tres alternativas de acción que podemos desarrollar con sus pros y contras respectivos:
1. Intentar persuadirlo de no modificar el diseño
Si lo que deseamos es poner en práctica nuestra capacidad de persuasión esta sería la oportunidad ideal. Esta opción es recomendable para aquellas solicitudes descabelladas, caprichosas o con muy escaso sentido estratégico por parte del cliente.
Uno de los efectos de esta reacción es que podríamos dejar en el cliente un sentimiento latente de insatisfacción por no haber realizado el cambio que a su criterio era válido. Por experiencia puedo decir que eso no desaparece fácilmente de la mente de los clientes.
2. No ofrecer resistencia y acceder plenamente a sus solicitudes
Aunque es la alternativa más práctica de todas, es la menos satisfactoria para un profesional del diseño gráfico y Web, pues ceder completamente a los cambios (muchas veces caprichosos o de gusto personal) podría crear un producto visual y funcional que seguramente no nos hará sentir orgullosos del resultado final.
Recordemos que uno de los objetivos de cada diseño grafico o Web que desarrollamos es enriquecer positivamente nuestro portafolio de trabajos y, definitivamente, los malos diseños no nos favorecen en nada.
3. Atender a sus solicitudes, buscando proteger la esencia del diseño
De todas, es la decisión y actitud más sensata y profesional que podemos tomar, pues no solo conviene al cliente sino al diseñador mismo. La clave es saber orientar adecuadamente las inquietudes del cliente, desde las pequeñas y razonables hasta las extremas y caprichosas, ayudarlo a ver la intención estética que queremos mantener y ofrecerle opciones factibles a su solicitud.
Algunos consejos
He aquí algunos consejos para anticiparnos y manejar adecuadamente las solicitudes "especiales" de cambios que nos pueda solicitar el cliente:
- No le digas que algo no se debe hacer solo porque no. Ármate de paciencia y explícale detalladamente por qué ese cambio no favorecerá al diseño. Muéstrale ejemplos de diseños similares, explícale cómo afectará al impacto comunicacional de la Web y cómo podría cambiar la intención visual del mismo.
- Si lo que te pide realmente no le sentara bien al diseño, debes de tener la agilidad mental para ofrecerle siempre algunas variantes a su petición, de modo que sienta tu compromiso por buscar satisfacerlo en la medida de lo posible.
- Debes eliminar ese «rechazo intuitivo» que muchas veces los diseñadores mostramos cada vez que nos piden que cambiemos algo. Recordemos siempre que el cliente tiene todo el derecho a solicitar modificaciones. Es su Web, es su proyecto y sobretodo es él, el que conoce mejor su negocio y por ende cuenta con criterios estratégicos que tal vez nosotros no visualicemos.
- No menosprecies o pases por alto indicaciones, expectativas o preferencias visuales y comunicacionales del cliente. Dale toda la atención posible desde las primeras reuniones. No hacerlo podría ser la causa de sus peticiones de cambio cuando el proyecto ya está en etapas muy avanzadas.
- Maneja una bitácora de trabajo, esto ayudará a crear una sensación de mayor formalidad y responsabilidad a cada decisión estética o funcional que se vaya tomando.
- Establece los límites. Es importante que el cliente sepa hasta dónde puede realizar cambios estéticos y funcionales a su proyecto, dado que hablando en términos económicos los cambios a contra tiempo o no planificados significan mayor trabajo; lo cual afectará en mayor o menor medida los tiempos y nuestra rentabilidad financiera sobre el proyecto.
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