¿Quién consideras que es un buen cliente? ¿el que te encarga más
trabajo? ¿el que te paga más? ¿el que es tu amigo? ¿el que te paga a
tiempo? Durante la siguiente serie de posts escribiré tips para obtener
mejores proyectos y buenos clientes.
Escoge el proyecto adecuadoUn error común entre los freelanceros es creer que su mejor cliente
es el que les da más trabajo. Probablemente pienses que quien te llena
de solicitudes y proyectos es, necesariamente, quien te paga más y por
lo tanto es tu mejor comprador… y probablente no sea cierto. Hace unos
años tuve un cliente super buena onda y simpático que me llenaba de
trabajitos: diseñame este gráfico, hazme este letrerito, retócame estas
fotos, imprímeme un lona, hazme un collage, etc. La verdad es que por
hacer este tipo de chambitas no le podía cobrar mucho, pero me consumían
una buena cantidad de tiempo. Así que un día me senté a revisar
exáctamente cuánto ganaba al mes con este cliente y lo contrasté con el
tiempo que invertía en él: llamadas, visitas, cambios, entregas,
impresiones y demás. Me fui de espaldas cuando me dí cuenta que la
ganancia era ridícula en comparación del tiempo invertido, prácticamente
estaba trabajando para cubrir los gastos generados por el proyecto y
regalando mi tiempo. Entonces tomé una decisión poco fácil: despedí a
ese cliente.
Entendí que, si quería vivir decorosamente, debía encontrar el
balance correcto entre el tamaño de los proyectos y los ingresos que
estos me reportaban. No debía llenarme de trabajitos sencillos y
chiquitos que cobraba barato y me ocupaban todo el tiempo. Obviamente
subir el precio de mis servicios no era la solución pues me saldría del
“precio de mercado”. Había muchísimos otros freelanceros que estarían
dispuestos a realizar el mismo trabajo por un precio igual o hasta
menor.
La opción que debía seguir era la de especializarme en un área
diferente a lo que cualquier diseñador hace, que se pudiera cobrar mejor
y que, por supuesto, tuviera suficiente demanda. Tuve que aprender e
investigar nuevas cosas, invertir en equipo especial y desarrollar una
nueva imagen para ofrecer los nuevos servicios. Este proceso fue
complicado y un poco lento, pero valió la pena, ahora me llaman
prospectos que tienen proyectos cuya complejidad y duración me permiten
cobrar un precio que me genera una utilidad justa.
Otro problema, misma solución
Hace tiempo mi esposo colaboró con el diseño de los muebles de una
tienda especializada en la venta de dulces al menudeo. Se trataba del
relanzamiento de imagen para sus sucursales en centros comerciales.
Cuando el dueño vió la propuesta del nuevo mostrador/caja de la tienda
se espantó al no ver el espacio que siempre tenían destinado para los
chicles –Aquí necesito que me incluyan tres repisas grandes para los
chicles ¡son nuestro producto estrella!– dijo.
Después de observar y evaluar cual era el movimiento de los productos
que se vendían en la dulcería llegaron a la reveladora conclusión de
que, si bien los chicles era el producto que más se vendía, también era
el producto que, por su precio bajo, menos ganancias les reportaba. Se
dieron cuenta que el producto que mayores utilidades les generaba eran
los vasos de verduras con chamoy y otros aderezos. Esos vasos eran
preparados en una cocina oculta y no eran muy solicitados porque muchos
clientes ni siquiera sabían que existían. Entonces el diseño del
mostrador se enfocó a presentar estos vasos como “la especialidad de la
casa” mostrándolos a los clientes que babeaban mientras veían su
preparación. Las utilidades aumentaron dramáticamanete. Los chicles
quedaron relegados a tercer término y el nuevo mobiliario se adaptó para
todas las tiendas.
La moraleja
Si ofreces lo mismo que cualquiera hace, no podrás cobrar más y
necesitarás muchos clientes (y tiempo) para obtener las ganancias que te
permitan vivir de tu trabajo.
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