Por Jorge Piazza.
Todos anhelamos tener nuestro propio estudio. Pero ser un estudio de diseño no es una idea, es una obviedad. La idea implica definir un servicio. Ese servicio nos permite pensar en costos y precios. Pensar también en un mercado, que inmediatamente nos permitirá conocer a nuestra competencia; lo que nos dará la posibilidad de diferenciarnos.
Ahora, cabría preguntarse por qué un dentista puede poner su consultorio y ser simplemente un dentista, sin necesidad de más (al margen de existir especialidades en la odontología), y nosotros no podemos ser simplemente diseñadores.
La respuesta inmediata y contundente es: el dentista es un profesional reconocido, requerido, que no tiene necesidad de salir a buscar su mercado, y que para colmo, tiene sistemas de salud que cumplen ese rol. En definitiva, ante un dolor de muelas, la única solución es ir al dentista. Ellos tienen su oportunidad de negocios bien definida y sin riesgo. Es más, se pueden dar el lujo de enseñarnos a lavar bien los dientes para evitar el ir a visitarlos con tanta asiduidad, cosa que aparenta jugar en contra de su negocio.
Existen muchas otras diferencias que demuestran comparativamente los motivos por los cuales ser dentista es una idea y no requiere de más, y ser diseñador no.
Nunca sería dentista
Indudablemente si estudiamos diseño es entre muchas otras cosas, porque no nos gusta meter la mano dentro de la boca de otro. Muchas veces escuché a diseñadores decir que podrían hacer muchas otras cosas pero que jamás harían otras, entre ellas, ser dentistas. La pregunta pertinente debería ser: ¿sabíamos que significaba ser diseñador al elegir la profesión, o teníamos más claro que era ser dentista, para descartarlo?
No siempre tenemos entendido el servicio que vendemos. Visto desde el aspecto negocio, y comparando dos profesiones donde la salida laboral independiente (el Estudio en un caso y el Consultorio en el otro) es muy habitual, podemos establecer varias diferencias cruciales a saber:
• El dentista: Sabe por qué cobra.
Nosotros: No siempre tenemos claro el servicio que vendemos.
• El dentista: Cobra cada vez que trabaja.
Nosotros: Realizamos mucho trabajo a riesgo y muchas veces no cobramos.
• El dentista: Maneja sus tiempos y no suele tener imprevistos (tiempo ocioso).
Nosotros: Nuestros ritmos dependen mucho de las decisiones del cliente.
• El dentista: Su profesión es una necesidad.
Nosotros: El diseño está subvaluado. Hacemos “dibujitos”.
• El dentista: Nadie discute sus precios.
Nosotros: Ni nosotros sabemos el por qué de lo que intentamos cobrar.
• El dentista: No necesita del tiempo estratégico salvo decisiones muy primarias.
Nosotros: Al margen de no entender el concepto, para nosotros la estrategia es esencial.
• El dentista: Su mercado está claramente definido.
Nosotros: Nuestro mercado, de tan vasto es irreconocible.
• El dentista: Su inserción en el mercado es inmediata y estructurada a partir de sistemas comerciales que ya funcionan.
Nosotros: No existe ningún sistema que nos contemple, los proveedores gráficos suelen temernos y las asociaciones no logran aun posicionar la profesión.
• El dentista: La renovación de tecnología es mucho más lenta y se amortiza en muchos años, sino toda la vida profesional.
Nosotros: Renovamos constantemente nuestra tecnología y cada vez los avances son más veloces.
• El dentista: Los insumos están contemplados en el costo del servicio.
Nosotros: No solemos reconocer todos aquellos insumos implicados en el proceso de diseño.
• El dentista: Trabaja contemplando tiempo y características del servicio. No existe el riesgo.
Nosotros: Asumimos riesgos en forma constante. El tiempo no suele se nuestra vara de medición.
• El dentista: Si no nos convence lo hecho, o nos hizo doler, debemos pagar igual.
Nosotros: Cuando no gusta nuestro resultado surge la frase: ¡Esto no lo voy a pagar!
• El dentista: Conoce los costos de su estructura y sus márgenes de rentabilidad, sólo tiene que asegurarse la clientela.
Nosotros: no sabemos cuánto necesitamos facturar para obtener una rentabilidad, y siempre suponemos que el negocio dependerá de facturar más.
La idea no es espontánea
La idea de un Estudio de Diseño debe surgir de analizar claramente el servicio que se pretende brindar, el mercado demandante de ese servicio, para luego profundizar en otros aspectos. La idea será el origen para determinar luego la misión y la visión, lo que nos permitirá focalizar objetivos y estrategias para el logro de esos objetivos.
Sin una idea no tendremos en claro el servicio que ofrecemos
El diseño gráfico se ocupa de responder a los siguientes requerimientos: Sistemas de identidad visual / Marcas, isotipos y logotipos para empresas e instituciones / Sistemas de señalización urbana, vial y arquitectónica / Arquigráfica para obras de arquitectura, tanto interior como exterior / Avisos y campañas publicitarias para medios gráficos / Campañas de bien público / Impresos, afiches y folletos / Diagramación y diseño de libros, revistas y manuales / Realización de stand / Diseño de envases.
Textos de este tenor son los que utilizan la mayoría de las casas de estudio para enumerar las actividades a las cuales nos podemos dedicar como profesionales. Personalmente pongo en dudas que esto sea realmente posible (en cuanto a nuestra preparación) pero, al margen de nuestra capacitación, es imposible que podamos brindar todos esos servicios desde el conocimiento y desde la rentabilidad.
Especializarse en alguna de esas posibles incumbencias es un inicio de idea.
Sin una idea no tendremos claro a quién nos dirigimos. Una buena noticia es el que prácticamente no hay empresa que no sea potencial consumidora de diseño. Desde un microemprendimiento hasta las grandes corporaciones, todas requieren de nuestros servicios. Es imposible pretender abarcar a un mercado tan vasto, y menos aún ofreciendo tanta variedad de servicios. Definir un mercado es parte de la idea.
Sin una idea no sabremos con quién competimos. Por ende, de quién diferenciarnos. El mercado competidor también es grande y muy difícil de ser conocido. Definir un servicio que define un mercado también acota la competencia.
En definitiva, el concepto de idea en diseño está íntimamente ligado al de especialización.
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