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23.4.15

4 casos en los que un Freelance debe decir que NO a un cliente

Visto en LanceTalent.

A nadie le gusta una ruptura, ya sea personal o profesional, pero cuando eres freelance, es inevitable que algunas relaciones de negocios no funcionen. Quizá haya demasiados retrasos en los pagos o nunca podáis coincidir para hacer una reunión. Sea cual sea la situación, deberás aprender a decir que no, si ves que ese proyecto te está dando demasiados quebraderos de cabeza.

A continuación 4 situaciones en las que como freelance será importante que sepas atajar en problema desde el principio y decir adiós a esa relación de negocios.

1. El cliente no está totalmente comprometido con el proyecto
Cuando estás tratando de entregar un proyecto de manera eficiente, oportuna y profesional, todas las partes involucradas necesitan estar presentes y preparadas, especialmente el cliente. Es difícil avanzar cuando un cliente está ausente o no te puede hacer un hueco en su apretada agenda. Como el tiempo es dinero, debes establecer unos límites y reglas básicas. Es aconsejable incluir un calendario de plazos y una estrategia de salida para el proyecto si este se retrasa demasiado.

2. El proyecto cambia con el tiempo
Es importante que el cliente tenga una visión de lo que quiere desde inicio del proyecto, sino acabarás perdido entre un mar de “nuevas ideas”. Si un proyecto se inicia en una dirección y, finalmente, comienza a transformarse en algo completamente diferente, entonces podría ser el momento de pararse y evaluar la situación. Si el proyecto aún está a tiempo de ser cambiado, entonces puede que tengas que negociar tus honorarios para seguir adelante. Si el cliente espera más por menos, entonces es el momento de ir cada uno por su lado.


3. El dinero es un problema
Si un cliente es quisquilloso con el dinero de cada proyecto, paga tarde o te paga menos de lo que habíais acordado, es momento de cortar la relación. El trabajo de calidad es caro, y no todo el mundo lo entiende. Si te discute cada factura y te llama constantemente preguntándote por cada gasto, es un indicio de que esa relación de negocios no es saludable.

4. Hay un incumplimiento de contrato
Con suerte, antes de empezar el proyecto has puesto todos los términos de vuestra relación de negocios por escrito. Si el cliente no puede mantener su parte del trato, no puedes llevar a cabo el trabajo por el que te ha contratado. Esto te afecta personalmente y profesionalmente. Un cliente que va en contra de los términos acordados no es un cliente que debas tener en tu cartera.




 

Como freelance, tu objetivo es complacer siempre a tus clientes. Tus clientes se merecen lo mejor, y si no se lo puedes ofrecer, no aceptes el proyecto.
Siempre debes mantener intacta tu reputación, por lo que las relaciones comerciales deben concluir con profesionalidad.




6.4.15

8 reglas básicas del Diseño Gráfico

Visto en CreativosOnline.

Sería muy complicado y bastante absurdo intentar establecer la fórmula mágica del éxito en el mundo del diseño, ya que es un área que no es 100% empírica. 

Aunque tenga un elevado porcentaje de conocimientos técnicos cada trabajo, diseño y propuesta son relativos. Pero lo que sí es cierto es que se pueden extraer unas normas generales que deberían seguir todos los trabajos gráficos sobre todo prestando atención a la inteligibilidad del mensaje que estamos creando.

Podríamos decir que esas reglas pueden clasificarse en ocho ideas o normas elementales:


Convencionalidad: Es muy importante que los códigos gráficos que utilicemos estén culturalmente vigentes. Desarrollar “nuevos lenguajes gráficos” sobre todo si estamos empezando, resulta absurdo si no se entiende. No debemos olvidar que nuestro primer objetivo es hacernos entender y transmitir nuestro mensaje de forma eficaz.

Originalidad: Es un elemento básico y que nos ayudará mucho a compensar la convencionalidad de la que hablábamos antes con el objetivo de darle mayor relevancia al mensaje y expresividad. Pero como decíamos al principio, esta variable dependerá mucho en relación al proyecto al que nos estemos enfrentando. Las dosis de originalidad (o creatividad) y convencionalismo serán distintas dependiendo de nuestro estilo, nuestro método y el mensaje que estemos desarrollando.


Eficacia:
Una de las normas básicas y esenciales es que nuestro diseño como mínimo, debe ser eficaz para todas las funciones para las cuales ha sido pensado y desarrollado. La estética jamás podrá anteponerse a la funcionalidad, al contrario deberá potenciar el ejercicio comunicativo.


Propiedad: La gráfica debe ajustarse a la identidad y la necesidad del cliente que nos hace el encargo; no consiste en hablar del emisor sino en hablar como él lo haría y en primera persona sirviéndonos de nuestras dotes de diseñadores.


Respeto: La forma más esencial de respeto es la comunicación y la legibilidad. Tal como sucede con el emisor, la gráfica debe ajustarse y respetar los códigos del receptor. Se habla para él, para que él entienda, en caso de que no nos entienda habremos fracaso estrepitosamente.


Densidad:
Entre lo vacío y lo lleno debe haber una relación de sentido. Nuestro mensaje debe carecer de zonas privadas de sentido (lo cual no significa que no deba haber zonas vacías, el vacío es necesario para que nuestra estructura pueda respirar y fluir). Si al eliminar un elemento no se pierde nada significativo, es porque ese elemento sobraba desde un principio. Ante la duda, elimínalo.


Economía:
El despilfarro es comunicacionalmente negativo. No debe contener redundancias superfluas o excesos gráficos, debemos prestar tanta atención o incluso más a las zonas vacías de nuestra propuesta. Muchas veces el vacío es lo que da sentido al trabajo global.


Autonomía: La comunicación publicitaria debe ser autónoma, libre de referencias a su proceso productivo o su autor. Pertenece al emisor y su producción debe volverse invisible. El diseño es un servicio, trabaja y diseña con objeto de satisfacer las demandas de los clientes y los grupos a los que está destinado el trabajo.