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29.12.08

Joan Costa: 60 años de comunicación

Cómo nació la ciencia de la Comunicación o de la Información

El concepto de comunicación ligado a las ciencias humanas, renace, en la génesis de los conceptos recientes, a partir del término más preciso y, al mismo tiempo más técnico, de «información», índice numérico que caracteriza una actividad nueva en sí misma: la intensidad de intercambio entre los seres humanos, la complejidad del colectivo constituido por una sociedad global repartida en el espacio y en el tiempo.

Las innumerables confusiones que ha comportado el uso y el abuso del término «comunicación» proviene de la falta de una doctrina rigurosa, de una suerte de «vacío epistemológico» en el inventario que una nueva tecnología requiere, situación en que el amigo Abraham Moles se esforzó en reparar en 1992. La comunicación nace con la fusión de tres doctrinas fundamentales:

  1. Por una parte, el movimiento que ahora llamamos «Sistémica» o Teoría general de sistemas, y que inicialmente se llamó «Cibernética», creado por Wiener, McCulloch, Ashby, Moreno y otros autores, que pretendían reducir la representación del mundo de los fenómenos humanos o sociales, a un conjunto de fórmulas matemáticas y de grafos más o menos complejo, que expresaban interacciones entre los elementos o los «órganos» de estos grafos.
  2. Por otra parte, la noción de «información», definida con claridad por Wiener, Shannon y Jakobson, pero en el origen por Leibniz y Platón, que quiere medir la intensidad de los intercambios más o menos complejos entre los seres de la red social o la complejidad de los grafos de esta red.
  3. Para terminar, la teoría de la Retroacción, o feed back, elaborada a partir de los trabajos de Poincaré, Vanderpol y del equipo de cibernéticos alemanes, que resulta del análisis de las ecuaciones diferenciales con coeficientes no constantes, que era, hasta una época reciente, un aspecto de la ciencia matemática aplicada.

    Pero detengámonos en lo que quiere ser el mensaje de estas reflexiones y la lección que hemos de extraer de ellas. La clave está en esas dos palabras-fuerza que ahora poseen nuevos significados y sintetizan el sentido de la Revolución de 1948. Estas palabras son «Comunicación» e «Información». Ambas no se pueden separar en el mismo acto de comunicar e informar, porque una contiene la otra.

    Qué significa realmente comunicar

    Comunicación, comunicar, del latín communicatio, communico, provienen de commune, que significa «bien común» o «bien público», y a su vez quiere decir «participación»; «compartir», «poner en común». El acto comunicativo implica relación entre un emisor y un receptor humanos. Ambos intercambian alternativamente sus roles a partir de lo que tienen «en común»: un lenguaje, una cultura, un entorno. La equidad de esta relación se encuentra en la naturaleza misma de los comunicantes humanos como seres sociales. Y como iguales, según lo recuerda la citada Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    La acción comunicativa es intercambio. Con independencia de cuál sea el carácter, la dimensión, la veracidad y el valor de lo que se intercambia. El instrumento comunicativo es neutro, y la calidad de lo que se comunica depende sustancialmente de la intencionalidad de los comunicantes.

    Y en este punto precisamente interviene la noción de Información en el sentido de la teoría matemática de Shannon: H en bits.

    Qué es exactamente informar

    Información, informar, en la etimología latina, tienen la raíz in que significa «dentro», y formatio e informo, que quieren decir «formación», «formar», «modelar». He aquí lo que significa informar. ¿Cuáles son sus efectos?: in-formar es intrínsecamente «formar o modelar dentro» del cerebro de otro u otros, datos, mensajes, conocimientos, convicciones.

    La información es lo que circula en el acto de comunicación por los canales humanos y técnicos. En tanto que ellos son instrumentos de socialización, son neutros. Y por eso mismo pueden ser instrumentalizados. Lo que determina su uso es, pues, la intencionalidad de quien elabora y transmite esa información; es decir, de quien introduce en la mente de otros una forma (¿de pensar?, ¿de actuar?).

    Pero la Información posee una condición específica. Es irreversible. Lo que ha sido modelado en nuestro cerebro ya no puede ser anulado. O sea, que cuando hemos informados de algo a alguien ya no le podemos des-informar, igual como los huevos revueltos no se pueden des-revolver.

    Todo ese conjunto de propiedades «nuevas», que son intrínsecas al hecho de comunicar e informar tal como aquí hemos precisado, configuran un esquema paradigmático al cual nos hemos de referir. Un cuadro de valores que son propiamente «éticos». La Ciencia de las Comunicaciones o de la Información, una rama de las ciencias sociales nacidas con los Derechos humanos, nos viene a recordar, ahora que se cumplen 60 años de su nacimiento, el aspecto profundamente ético al que todos cuántos comunicamos información no podemos renunciar.

    Artículo entero en FOROALFA.

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