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16.9.12

7 consejos

De Henry Ramirez Devany.

¿Qué diseñador no se ha enfrentado a la temible página en blanco del Photoshop tratando de descifrar por dónde iniciar un diseño? ¿Quién no se ha encontrado alguna vez frente a su cliente viendo con impotencia cómo destroza su propuesta gráfica? ¿Quién no ha visto como otros seudo-diseñadores obtienen mejores resultados con diseños menos atractivos y menos profesionales?

Me ha pasado todo eso y mucho más. Por ello, haciendo una retrospectiva de mi carrera profesional, me pregunté qué consejos me hubieran hecho ahorrar muchas horas de trabajo, qué consejos me hubiesen ayudado a estar mejor preparado para enfrentar a mis clientes. Aunque no puedo asegurar que hoy sería un mejor diseñador de haber recibido esos consejos, sí estoy seguro de que hubieran acelerado mi receptividad creativa y aumentado mi suspicacia hacia los factores importantes que determinan el éxito de un diseño.

Los consejos que me hubiera gustado recibir son los siguientes:

1. Planificar antes de diseñar
Aunque ya sabemos que el lugar preferido de los diseñadores es y será siempre el de editor gráfico, es importante que resistamos a la tentación de abrirlo sin antes haber hecho disciplinadamente todos los preparativos correspondientes.

Planificar antes de diseñar significa analizar nuestras referencias inspiracionales, depurarlas y conceptualizar bosquejos en papel, preparar y ordenar los recursos multimedios a utilizar en el diseño, listar y priorizar los contenidos y mensajes que se buscan comunicar, asegurarse de haber entendido las necesidades y expectativas del cliente, agendar la entrega de avances y compromisos, en fin, planificar antes de diseñar significa no dejarse llevar por el azar y contar con una metodología de trabajo.

2. La creatividad no es lo más importante en un proyecto
Cuando empecé mi carrera de diseño web creía ingenuamente que para garantizar el éxito de cualquier proyecto, bastaría con poner siempre lo mejor de mi creatividad y destrezas técnicas. Pero que la creatividad no sea lo más importante en el éxito de un proyecto, es una de esas lecciones que no se aprende diseñando, sino conforme pasan los proyectos y se trata con los clientes. Después de decenas y decenas de reuniones, cientos de correcciones, miles de decisiones estratégicas para los diseños y uno que otro cliente «especial», por fin caes en la cuenta de que la creatividad, si bien es una parte fundamental de un gran proyecto, no es lo más importante.

Tiene más importancia escuchar profundamente al cliente, entender sus verdaderas intenciones, tener presentes sus expectativas, ubicarnos en el entorno operativo y comercial del proyecto y, sobre todo, desarrollar la habilidad personal de saber comunicar y defender las propias ideas.

3. Una buena imagen puede resolverte el diseño
En nuestros inicios, muchos diseñadores web acostumbramos entender a las fotografías como un recurso más, y nos centramos en la composición global de la interfaz, donde las imágenes son solo un objeto más. Sin embargo, la fotografía y la ilustración pueden transmitir sensaciones fuertes y definidas. Una imagen bien seleccionada establece las guías emocionales a seguir, ayuda a comunicar rápidamente de qué trata el sitio y constituye una base importante para la estrategia comunicacional a desarrollar.

Conseguir imágenes de excelente calidad, frescas, modernas, rebuscadas, acordes al estilo de los demás componentes de nuestro diseño, es casi un arte. Gran parte del éxito de nuestra propuesta conceptual depende del esmero y buen tino al seleccionarlas.

4. El diseño tipográfico no es exclusivo del diseño impreso

El diseño tipográfico es un área muy especial del diseño, que muchos diseñadores web subestimamos o pasamos por alto cuando iniciamos nuestra carrera. En general no tomamos consciencia del impacto comunicacional que podemos llegar a alcanzar mediante un buen uso de este recurso. Es por ello que debemos comprender, desde nuestros primeros proyectos, que tanto la teoría del color como los principios del diseño tipográfico son herramientas que nos ayudarán a desarrollar un estilo de diseño efectivo, depurado y sumamente profesional.

Me hubiera encantado haber recibido en mis inicios el consejo de esmerarme por diseñar los mensajes importantes de mis proyectos web (textos estratégicos), de jugar creativamente con los contrastes de tamaño de las fuentes tipográficas y de darle la importancia que merece a la legibilidad. 


5. Desarrolla tu propia estrategia de diferenciación
No se trata únicamente de adquirir un estilo de diseño muy particular o diferente de la competencia, sino de desarrollar un estilo diferenciado, atractivo y sumamente competitivo, capaz de adaptarse a los tiempos, construir marca y proyectar efectivamente nuestra capacidad de desarrollar distintos tipos de proyectos.

Un diseñador no necesita de un original y ocurrente currículum vitae, lo que necesita es un buen portafolio que denote su versatilidad, buen criterio conceptual, una propuesta atractiva y gran capacidad técnica en el uso de los editores gráficos. ¡Eso sí que llama la atención y abre puertas!

6. Mantener disciplinadamente un plan de crecimiento profesional
«Nunca dejar de aprender», es un consejo que nos debemos tomar muy en serio, en especial si deseamos mantenernos siempre competitivos. Hay que recordar que la palabra competitividad va unida a dos palabras aún más hermosas: «mayores ingresos».

Pero aprender por aprender no siempre es del todo productivo. La información con que contamos en el área de diseño es inmensa e inabarcable. Debemos ser sumamente selectivos con lo que le metemos a nuestro cerebro. Nuestro plan de crecimiento profesional puede hacerse en base a metas de corto y largo plazo, definiendo qué conocimientos y practicas nos conviene aprender en el corto plazo y qué rutinas de aprendizaje permanente debemos cultivar. 


7. Garantizar siempre la mejor presentación
Se dice que las mejores historias les suceden a quienes mejor saben contarlas, de igual manera los mejores diseños son de aquellos que saben presentarlos. No importa si un diseño es el mejor, si cuenta con una propuesta original, si cumple con los requerimientos, si tiene muy buena calidad gráfica o si presenta una estrategia comunicacional muy atractiva. Si al presentarlo no se le da la importancia debida, correrá el riesgo de no ser comprendido, de no cubrir las expectativas del cliente.

Una presentación efectiva parte de asegurar las condiciones físicas, de planificar una descripción adecuada de nuestras decisiones creativas, de anticiparnos a posibles observaciones del cliente y de saber defender el proyecto con argumentos sólidos y responsabilidad. Podemos ser excelentes diseñadores, pero no nos servirá de mucho si no desarrollamos la habilidad personal de saber comunicar y defender nuestras decisiones y nuestras ideas.



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