1.- Talento para lo que haces.
Ya se que esto va a ser controversial porque hay gente que dice que el talento no es tan importante o que de plano tal cosa no existe. Yo por talento me refiero a ese conjunto de aptitudes que tienes que te hacen ser bueno en lo que sea que hagas.
Si eres diseñador pero tus diseños parecen dibujos de kindergarten o si programas y tus programas se cuelgan siempre o si eres escritor y escribes como Johnny Welch de verdad, mejor piénsalo dos veces. Aquí solo hay dos opciones: o te pones las pilas y te vuelves bueno, o te rindes de una vez.
2.- Habilidades Administrativas.
Personalmente, este ha sido durante toda mi vida mi punto más débil. Mi forma de trabajar siempre ha sido en cierta forma caótica y organizarme me resulta muy dificil. En mi antiguo empleo esto no era tan importante, a mi sólo me avisaban lo que había que hacer y mi única responsabilidad era tener el trabajo terminado relativamente a tiempo. Cuando había mucho trabajo trabajaba más y cuando las cosas estaban tranquilas, pasaba más tiempo leyendo blogs. De una forma u otra, mi cheque siempre estaba listo el viernes de cada semana.
Cuando comencé a trabajar como freelancer me di cuenta de que junto con mi libertad, mis responsabilidades habían aumentado exponencialmente. Ahora no solo debía diseñar, sino que además necesitaba conseguir los clientes, cerrar los tratos, hacer estimados de tiempo, administrar mis proyectos, envíar mis propuestas, cobrar y hacer las compras necesarias.
Antes, para mi ser organizado significaba tener los archivos en carpetas ordenadas alfabéticamente y ya asi que naturalmente no tenía una metodología de trabajo que cubriera todas las nuevas cosas que podía hacer. Como consecuencia, los proyectos se me empezaron a encimar, muchas veces presupuesté erroneamente, fallé en las fechas de entrega y hasta me olvidé completamente de cobrar algunos trabajos que había hecho.
En algún momento –y casi al borde de la locura, tuve que hacer un alto en el camino y realizar un plan de acción para administrar mis recursos de tiempo y de dinero.
Aun no puedo decir que ya lo logré y que mis problemas de administración se han desvanecido. Sin embargo, reconozco que he avanzado mucho desde mis caóticos inicios y he creado un flujo de trabajo que me funciona bastante bien y que cada vez voy tratando de mejorar.
Sin embargo, el secreto de un sistema que funciona no es tanto el sistema en sí, si no que realmente sea realizado religiosamente y de la manera en que fue diseñado, lo que nos lleva a…
3.- Disciplina Ninja.
El día que comencé mi nueva etapa como freelancer, mi estado mental era más o menos así:
– ¡Que chido! Al fin soy libre de las ataduras de la estructura pseudo-corporativa burocrática que me tenía esclavizado. ¡Fuera pantalones! ¡Al diablo con los horarios! ¡Es tiempo de disfrutar!
Resulta tan fácil emocionarse con la recién adquirida libertad que pronto y sin querer olvidamos aunque ahora trabajamos por nuestra parte, aun sigue siendo un trabajo lo que hacemos.
No te confundas, ser freelancer significa tener libertad, pero de elección: Tu eliges tu horario, tu forma y espacio de trabajo, tu sueldo y hasta tus clientes. Eso no significa, sin embargo, que no vas a tener un horario o una metodología de trabajo. Es importante que resistas a la tentación de trabajar solo cuando no haya nada bueno en la tele y de salirte todos los días a cualquier hora a cotorrear.
Aun tienes que hacer tu trabajo, hacerlo bien y entregar a tiempo. De hecho, ahora hay mas razones para hacerlo, porque si no trabajas simplemente no habrá cheque para ti el fin de semana.
Para disfrutar de tu libertad necesitas disciplina.
Elige un horario que te guste y apégate a él. Fija un mínimo (y un máximo) de horas para trabajar y cúmplelas. Planifica tus proyectos, desarrolla planes de trabajo y aférrateles como si tu vida dependiera de ello. ¿Crees que conoces el infierno laboral? Espérate a que tengas 6 proyectos urgentes al mismo tiempo, cada uno con un cliente enojado porque no ve avances.
Entonces vas a extrañar a tu ex-gerente gritón.
4.- Altas Habilidades de Comunicación.
Ahora son solo tu cliente y tú. Ya no hay agente de cuenta, no hay secretaria, no hay patrón, no hay departamento de cobranza no hay nadie de por medio. Esta falta de intermediarios puede ser para una gran bendición pero también puede ser un infierno si no sabes comunicarte.
Personalmente, el 95% de mis clientes son remotos y un porcentaje equivalente de mi comunicación se lleva a cabo mediante correo electrónico. Personalmente pienso que esta es un medio superior a la mensajería instantanea, a las llamadas telefónicas y, sobre todo, a las reuniones presenciales. Por lo tanto, me he esforzado en mejorar mucho mi comunicación escrita.
Cuando le envías un correo a un cliente, es importante que el texto sea amable y cordial sin dejar de ser claro y conciso. Si se trata de un presupuesto debes dejar claro a que te comprometes y por cuanto, si se trata de una propuesta necesitas explicar muy bien qué hiciste y por qué. Cuando vas a cobrar, es importante hacerlo amablemente pero dejando claro que te debe y esperas que te pague a la brevedad.
Si prefieres otros medios de comunicación, solo necesitas trasladar estos mismos principios a tu medio predilecto.
Es importante además, que conozcas y entiendas el lenguaje propio de tu negocio y viceversa, que sepas traducir los tecnicismos que usas con tanta soltura al lenguaje de la gente de a pie. Si algo no lo entiendes no tengas miedo de preguntar o investigar por tu cuenta: no hay nada peor que decir “hey si entendí” por no quedar mal y terminar haciendo las cosas al revés.
Un ultimo consejo: Saber español no es suficiente. Si eres capaz de comunicarte además en inglés tu abanico de oportunidades se ampliará como no tienes una idea. Y recuerda, un tercer idioma nunca está de más.
5.- Adaptabilidad de Cucaracha.
Ya se que la recomendación de los expertos es especializarse y volverse muy bueno en una sola cosa. Eso está muy bien si tienes pensado hacer carrera en alguna empresa, pero es un estorbo cuando estás en el mercado tratando de correr tu propia carrera.
Cuando Ludicorp comenzó a programar lo que resultó en Flickr, su plan original era hacer un juego masivo en línea, no una red social basada en fotos. En algun momento se dieron cuenta que Flickr era una mejor y más rentable idea y decidieron seguir por ese lado. Si en aquel momento ellos hubieran dicho: No, nosotros estamos en el negocio de los juegos no en el de las fotos, jamás habrían sido comprados por Yahoo y probablemente estarán ahora sufriendo para seguir en el mercado.
Tu eres tu propia empresa y a menudo tendrás que plantearte cosas como las que se planteó Ludicorp en aquel entonces. ¿Si eres un talentoso redactor publicitario y te ofrecen escribir un libro infantil lo harías? ¿Si haces ilustraciones políticas para revistas aceptarías una oferta para editar el comic oficial de RBD?
No digo que te conviertas en una especie de milusos, lo que digo es que tengas la capacidad de detectar estas oportunidades únicas y entonces adaptarte y reinventarte si es necesario, para que no las vayas a dejar pasar.
Sería muy feo que dejaras ir la oportunidad de tu vida por decir: No, yo no hago eso.
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