Estimados lectores, los invito a revisar la visión de José Miguel Muga profesor de Chile Pais de Diseño donde nos habla del rol del diseñador y su responsabilidad como generador de valor.
VALOR POR VALOR
Hace unos días atrás, Gonzalo Matamala, publicó en el blog de ChilePD, sobre un artículo que anda dando vueltas por el mundo del diseño, sobre 10 cosas que todo “diseñador” tiene que saber. Gonzalo, atinadamente a mi entender deslizó una frase que me gatilló las ganas de reaccionar… dijo “para su discusión”, así que me animé y me puse a pensar cada punto desde mi visión de cliente del diseño. Comparto entonces lo que yo creo que tendrian que ser las 10 cosas que todo diseñador “competitivo” (de esos que les importa generar valor y cobrar caro) debería saber. Advertencia: la ingestión de este artículo puede herir suceptibilidades y causar daños secundarios al gusto de algunos, si tiene alergia por favor absténgase de leerlo.
1. Valor por valor. No pago por monos ni financio creativos.
Me cargan los diseñadores que no escuchan, yo tengo mis clientes, tengo mis negocios y si además tengo que andar preocupado de los diseñadores entonces pierdo mi tiempo y eso me cuesta dinero. Si los diseñadores conocen mis productos, saben la experiencia que producen a mis clientes, conoce el mercado en donde me muevo, sabrán producirme valor y por eso estoy dispuesto a pagar.
Me cargan los diseñadores que creen que soy mecenas y que tengo que pagarles por sus creaciones, si se creen artistas que vayan a una galería de arte. También me cargan los que me quieren cobrar por unos monos que requieren explicación para entenderlos. Soy simple, valor por valor.
Y cuando les pago y se quejan porque les pago poco tengan presente que les desconté por mi tiempo invertido en explicarles el mercado, por mi paciencia con su insistencia en sus “claros” puntos de vista y mis horas profesor en enseñarles cómo se hace algo de valor para mí.
2. Maten las Ideas. No pago por las ideas de nadie, sólo porque me ayuden con las mías.
Es más, a veces dudo de mis propias ideas. Incluso de esta. Me cargan los diseñadores con sus ideas, lo único que hacen es autocomplacerse con sus ideas, las piensan, las dicen y las defienden, tratan de convencerme que son las mejores ideas, pero de escuchar, de comprometerse con mis problemas, con mi negocio mejor ni hablar.
El buen diseño es aquel que me genera valor. Valor por valor.
3. El buen diseño empieza en el buen escuchar. Aprende a escuchar.
Escuchar no es oír. Escuchar exige un compromiso con generarme posibilidades. Eliminar mis insatisfacciones, ayudarme con mis clientes, con mis procesos productivos, con el desarrollo de mis productos, con mi identidad en el mundo que me muevo.
Si aprenden a escuchar, aprenden a diseñar. Los diseñadores no diseñan monos ni cuentos, expanden posibilidades. Valor por valor.
4. El buen diseño es un juicio.
Yo estoy comprometido con la comunidad que atiendo, la conozco, conozco sus tradiciones y resignaciones, sus ambiciones y como enfrentan la modernidad. Un buen diseñador para mi está comprometido con la comunidad que atiende. Si la comunidad cambia, el diseño cambia. Un buen diseño trasciende si la comunidad reconoce el cambio que produjo. Un buen diseño se recuerda, se comenta, se habla de él. Es una conversación que se mantiene viva gracias a la comunidad que reconoce el valor que le generó. Valor por valor.
5. El buen diseño segmenta.
Mis clientes tienen distintas maneras de vivir, los productos se resignifican de diferentes maneras. Un buen diseño es capaz de percibirse de diversas maneras, de tener diferentes significados para diferentes clientes.
Esto quiere decir que un diseñador no es experto en hacer cosas sino en producir experiencias. Y las experiencias no están en los productos ni servicios sino en el que los consume.
El valor del diseño está en el significado que le dan sus consumidores. Si el significado expande las posibilidades de esa comunidad el valor es más grande. Valor por valor.
6. El diseñador es el principal movilizador del proceso del diseño.
Un buen diseñador se hace cargo del proceso del diseño por completo. Sabe hacer gestión, sabe pedir a cada uno de los que participa en el proceso. Sabe lo que cuesta hacer las cosas, como se hace la distribución, lo que significa venderlas.
Es un manager de procesos, no es necesario que sepa más que cada uno de los ejecutores del proceso, pero sí tiene que saber pedir, reclamar, exigir estándares, gestionar, y sobre todo prometer y cumplir.
El diseño de experiencias sólo se concreta cuando los clientes sienten la experiencia, es el momento de la verdad, y para llegar a eso tienen que manejar cada detalle. Un buen diseñador tiene más habilidades de banquetero que de cocinero. Y eso es lo que vale, no las maquetas sino las experiencias y por eso pago. Valor por valor.
7. Maten las ideas (nuevamente). Comparte tu pasión por una anomalía. Y si alguien no se entera difúndelo más.
Está lleno de gente con “buenas ideas” tratando de convencer a otros de lo importante que son. Y existen unos aún más geniales que tienen las “buenas” ideas en secreto. Si tu eres uno de esos preocúpate porque tus buenas ideas sólo te importan a ti.
Un buen diseñador tiene pasión por una anomalía, por un problema que identificó en una comunidad, se apasiona por resolverlo, por cambiar la historia de una resignación y mientras más lo publique y más difunda su pasión, más posibilidades tiene de encontrar clientes y colaboradores a llevar adelante esa pasión.
Cuando tu pasión permite resolver los problemas a mis clientes, a la comunidad que atiendo, entonces me importa porque estás al mismo lado que yo, y si eso trae valor a mi comunidad, a mis clientes, también trae valor para mí y por cierto para el diseñador. Valor por valor.
8. El buen diseño es aquel que genera valor. Un buen diseñador sabe recuperar ese valor financieramente.
Un buen diseño genera buenas experiencias, y las buenas experiencias generan valor. Un buen diseñador es capaz de recuperar el valor que produce.
Los empresarios sabemos que hay que generar valor a nuestros clientes. Un buen diseñador genera experiencias de valor en mis clientes, un mal diseñador lo hace a pesar de él gracias a mi perseverancia.
Si sabes generar valor y lo puedes demostrar porque los consumidores perciben ese valor, entonces aprende a recuperar ese valor. Así podrás cobrar bien por lo que haces.
Si trabajas gratis es porque no sabes en qué consiste el valor. Recuerda, tus ideas y diseños no valen nada sino generan experiencias valiosas en los consumidores. Antes de empezar a diseñar, hazme una promesa de cuanto valor vas a generar y después cobra. Una vez esté aprobado (comprometido), ponte a trabajar y recibirás valor por valor.
9. No trabajes para / con amigos si hay dinero de por medio.
Sabio consejo, me quedo con la versión original.
Te ahorrarás muchos problemas.
Lo mejor es trabajar con los amigos de forma gratuita. De buen rollo. Entre colegas. Pero delimita claramente el tiempo y el trabajo.
Si hay dinero de por medio, evita el trabajar con amigos. Ellos se tomarán el trabajo como un favor y no sabrán apreciarlo.
10. Nunca copies, reinterpreta y articula.
Copiar diseños, aunque hayan sido exitosos, es pensar que uno diseña cosas y no experiencias. Las experiencias siempre dependen de la comunidad en la que va a actuar el diseño. Una comunidad no es igual a otra aunque parezcan, incluso una misma comunidad evoluciona, cambia de estándares, cambia de gustos. Mira como otros hacen ofertas exitosas para esa comunidad, incluso en otros ámbitos, eso te puede dar luces sobre lo que la comunidad valora. Valor por valor.
Aprender a escuchar comunidades se entrena con maestros, como tocar piano. Uno aprende a tocar piano con maestros. Ellos pueden decirte cuáles son tus incompetencias y cegueras. El otro es un camino lento, arrogante y muy caro.
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