Tengo tantos motivos para recomendarte este vídeo que no sé por dónde empezar. Lo voy a hacer por lo más superficial: no tenía la menor idea de que Philippe Stark, uno de los diseñadores más conocidos del planeta, fuera además un auténtico showman. El monólogo que se marca (en un inglés sólo apto para quien sepa algo de francés) es digno de cualquier stand-up comedy. Sólo le falta el taburete.
Además, la visión que da de la evolución de la humanidad y de su progreso general a lo largo de la Historia, con altibajos, se parece mucho a la que yo mismo tengo. Como también se parece la visión de estar en un momento de retroceso. Ya sabes, malos tiempos…
Pero probablemente lo más interesante de todo sea que lo que Starck está haciendo en este monólogo es disculparse. Se disculpa porque es uno de los invitados a las charlas de TED, un foro en el que se supone que las mentes más privilegiadas dan a conocer de manera informal sus ideas. Gente que habla de cómo acabar con el hambre, con las guerras… mientras que él es simplemente un diseñador y se confiesa avergonzado por ello. Cito un par de fragmentos:
Hay gente como yo, quienes tratamos de merecernos la existencia, que estamos avergonzados de hacer este trabajo inútil, que tratamos de hacerlo de otra manera, lo intentamos e intentamos para hacer el objeto no por su mero resultado, sino por el beneficio para el ser humano […] No diré que era fantástico, pero en los 80 no había muchas guerra [en Europa]. Podemos decir que la civilización se había civilizado. En ese contexto, la gente como yo somo saceptables. Podemos decir que es tiempo para el lujo. Tenemos tiempo para pensar, para hablar sobre arte y cosas de ese tipo. […] Pero a veces, como ahora, caemos rápidamente en la barbarie. Con muchas caras distintas de barbarie. Porque quizá la barbarie de hoy no sea como la imaginamos. Hay muchos tipos de barbarie. Por eso nos tenemos que adaptar. Cuando la barbarie vuelve, hay que olvidarse de las sillas bonitas, de los hoteles preciosos, del diseño, incluso -siento decirlo- del arte. Hay que olvidarse de todo eso. Hay una prioridad, una urgencia. Hay que volver a la política, a la radicalización, a la lucha, a la batalla.
[…]Y la belleza de todo esto es que quizá en cincuenta, sesenta años, podremos terminar realmente la civilización y ofrecer a nuestros hijos la posibiliad de inventar una nueva historia, una nueva poética, un nuevo romanticismo. Con billones de personas que han nacido, trabajado, vivido y muerto antes que nosotros, gente que ha trabajado tanto que nosotros tenemos ahora cosas preciosas, regalos bonitos y sabemos tantas cosas. Podremos decirle a nuestros hijos: OK, hecho, esa fue nuestra historia. Eso ya pasó. Ahora tú tienes la responsabilidad. Inventa una nueva poesía. La única regla es que nosotros no podemos tener la menor idea de esa nueva historia. Os damos el papel en blanco. Inventad. Os damos las mejores herramientas; ahora hacedlo. Y, en definitiva, ese el verdadero motivo por el que yo también continúo con mi trabajo, aunque sólo consista en diseñar un cepillo de dientes.
Visto en http://inicios.es/
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